Texto: Miguel Mendoza/ archivo
Caracas.-11 de abril de 2018.- El 11 de abril del año 2002, se desató un mar de violencia en la Ciudad Capital exigiendo la renuncia del presidente Chávez, hoy a 16 años de aquella rebelión Cívico-Militar, los venezolanos aún recuerdan los hechos de violencia que marcaron a nuestro país.
En el año 1999, el candidato del pueblo Hugo Rafael Chávez Frías, ganó las elecciones presidenciales, Venezuela tomó un rumbo hacia la democracia participativa y protagónica.
Chávez llamó hacer la Revolución, planteando un cambio en las estructuras sociales, económicas y políticas. Para el año 2001, lanzó su agenda política, lo cual permitió conocer 49 decretos en el marco de la Ley Habilitante, eran las primeras que venían a desarrollar las líneas generales de la Constitución aprobada en referéndum popular.
El 10 de diciembre ese mismo año, Fedecamaras y la Confederación de Trabajadores de Venezuela (CTV), convocaron a un paro nacional de 24 horas para protestar por las Leyes Habilitantes. De esta forma, se aproximaba otro anuncio en apoyo a los trabajadores de la empresa estatal, Petróleos de Venezuela (PDVSA). Los días transcurrían con mucha tensión y los nuevos paradigmas dejaron al descubierto el plan conspirativo de la oposición venezolana.
A finales del 2001, empresas y medios de comunicación privados han afianzado una gran campaña para derrotar el gobierno de Hugo Chávez. Diversos militares y organizaciones sin fines de lucro fueron financiados por los EEUU, con el propósito de crear zozobra, manipulación y angustias en el país buscando el descontento de quienes apostaban a una transformación Revolucionaria.
El jueves 11 de abril, el país amaneció con las calles alborotadas, comenzaba a evidenciarse las acciones que se planteó la oposición. Una marcha con espíritu de odio fue convocada a los espacios del Parque del Este, posteriormente se trasladarían a la sede de PDVSA en Chuao, y por último el plan era llegar al Palacio de Miraflores, donde también se encontraban miles de seguidores Bolivarianos.
La ciudad de Caracas, fue el epicentro de una confrontación violenta, entre el pueblo contra el pueblo y francotiradores al servicio de los golpistas. En horas de la tarde, se desató un mar de municiones en el centro de la ciudad (El Silencio), específicamente en las inmediaciones del Palacio de Miraflores, acabando con la vida de revolucionarios y opositores. La clave perfecta fue cesar la función del presidente Chávez para provocar un colapso militarista en manos de la derecha que justificará así la imposición de una dictadura.
El plan golpista implementado por la derecha nacional era instalar un sistema de gobierno en manos de los EEUU, las calles se encontraban al borde de una tormenta roja que iba dejando en cada uno de los venezolanos una huella imborrable de quienes fueron asesinados.
En este sentido, el General Lucas Rincón Romero, ministro de la Defensa para ese momento, se dirigió al país a las 12 de la media noche del 12 de abril, expresando que el Mandatario Nacional, “se le solicitó la renuncia, la cual acepto”. Esto dejó en evidencia que el presidente de la República abandonó a las fuerzas el Palacio de Miraflores y fue trasladado a una base militar en Fuerte Tiuna, y luego reubicado a la Isla de la Orchila, donde estuvo preso por 48 horas.
Uno de los objetivos de la derecha era llegar a Miraflores, así pasó en la noche del 12 de abril de ese mismo año. Sin olvidar que una de las consignas utilizadas por la oposición durante su campaña fue las que utilizaron las Madres de la Plaza de Mayo en la lucha contra la dictadura de Argentina, ¡NI UN PASO ATRÁS!, posteriormente fue modificada, ¡NI UN DÍA MAS!
Finalmente, se dio inicio a los acontecimientos del 12 de Abril de 2002, un episodio oscuro de nuestra historia venezolana que marcó en cada uno de los venezolanos aquellos sucesos que indudablemente hoy en día el Poder Popular recuerda con honor y gloria a los caídos que lucharon por la consolidación de la Revolución del siglo XXI.
“Ni un día más Hugo Chávez en el Poder”, era fundamentalmente la estrategia de la derecha venezolana, la cual se vio opacada por las fuerzas populares en los sectores vulnerables, quienes masivamente se concentraron en las adyacencias del Palacio de Miraflores para esperar la llegada del presidente Chávez.
Fue entonces la madruga del 13 de Abril, cuando el pueblo se volcó a las calles por el retorno al poder de la democracia y la constitucionalidad, manteniendo hasta hoy su apoyo a la Revolución Bolivariana.